Los 11 beneficios del amor incondicional según el Buda

Bhante Henepola Gunaratana, monje budista desde los veinte años, presenta en El cultivo del amor incondicional todas las ideas que circundan la práctica del amor sin límites y hacia todos los seres vivos. Desde la óptica budista, esta forma de plantear el amor se asocia a la práctica de metta, que recae en la visión del amor desinteresado. 

En este fragmento del libro El cultivo del amor incondicional el autor presenta de forma sintética los once beneficios que conlleva, según un discurso clásico del Buda, poner en práctica el amor incondicional. 

En el Discurso sobre los beneficios del amor incondicional (Metta Nisamsa Sutta), el Buda enumera once beneficios derivados de la práctica de metta, ¡que la investigación científica contemporánea parece estar corroborando!

Esta es la lista que nos dio el Buda:

1. Dormirás bien

Cuando vayas a la cama sintiendo amor incondicional por ti mismo y por los demás, te relajarás y dormirás tranquilamente.

2. Te despertarás sintiéndote bien

Cuando duermes bien, te despiertas descansado y relajado. Y, con una mente y un cuerpo relajados, serás capaz de relacionarte con tu familia, amigos, parientes, vecinos y hasta con personas desconocidas de manera auténtica y centrada. De ese modo, te sentirás fresco, despierto y alegre todo el día.

3. Probablemente no tengas pesadillas

Cuando practiques metta te sentirás lo suficientemente fuerte como para hacer frente a todos los problemas que la vida te depare. De hecho, el Buda dijo que, cuando practicas metta, es improbable que tengas pesadillas.

4. Tu cuerpo se relaja y tu rostro está alegre

Tu cuerpo es un reflejo de tu mente. Cuando sientes amor por todos los seres, eso se refleja en tu rostro. Y, viendo tu rostro sincero y relajado, los demás se te acercan y disfrutan estando a tu lado.

5. Los animales y los seres celestiales se sentirán atraídos hacia ti

La práctica de metta genera a tu alrededor un campo energético de paz con el que sintonizan fácilmente los niños ¡y también los seres no humanos!

Un buen día en que estaba paseando con mi perro Brown, se nos acercó una pareja. Cuando la mujer se arrodilló delante de él y le habló, Brown movió la cola y se comportó afectuosamente con ella. Pero el hombre estaba aterrado y Brown le gruñó.

6. Los espíritus te protegen

Hay veces en las que nos sentimos guiados y protegidos por seres que están más allá de nuestro alcance. Reconocer esto como una especie de gracia es una fuente de serenidad. Sea esto literalmente cierto o haya otras energías que nos transmitan esta sensación de guía y protección, el Buda incluyó este entre los beneficios de la práctica de metta, una beneficio que recuerda la respuesta de los espíritus del bosque cuando los monjes empezaron a recitar el Metta Sutta.

7. El fuego, los venenos y las armas no te dañan

Cuando leemos historias antiguas, muchos de sus contenidos son simbólicos o místicos. El Buda compartió cuentos de adeptos que practicaban metta y estaban protegidos frente al miedo, los venenos y las armas.

«Según dijo el Buda, la avidez, el odio y la ignorancia son los fuegos, los venenos y las armas de las que metta nos protege.»

Bhante Henepola Gunaratana

En los Cinco sermones (Aditta Pariyaya Sutta), el Buda subrayó la existencia de tres tipos de venenos, la avidez, el odio y la ignorancia, que pueden hacer añicos nuestra paz. En sus Discursos numéricos, el Buda habló de la existencia de tres tipos de armas, las corporales, las verbales y las mentales. En el Udana dijo: «Se enfrentan, discuten y pelean entre sí, lanzando dagas verbales a los demás: “Esto es el Dharma. Esto no es el Dharma”». Y, en el Dhammapada, dijo: «No hay fuego como la avidez, desgracia como el odio ni sufrimiento como la ignorancia. Y tampoco hay mayor felicidad que la paz».

Existe una conocida historia sobre el poder de metta que tiene que ver con Uttara, una devota seguidora del Buda que había sido entregada en matrimonio a un hombre que no tenía al Buda en gran consideración. Al cabo de dos meses y medio sin verle, a él ni a sus discípulos, Uttara estaba tan desesperada que su padre le sugirió que contratase los servicios de una cortesana que entretuviese a su marido y poder así servir como cocinera durante las últimas dos semanas del retiro de la estación lluviosa. Uttara accedió y, de ese modo, pudo escuchar las enseñanzas del Buda sirviéndole a él y a sus discípulos.

Un día en el que el marido estaba mirando por una ventana de su mansión la vio trabajando en la cocina del retiro y, al verla llevando un delantal manchado, le pareció patético que prefiriese estar en el retiro, en lugar de disfrutar del lujo de su vida con él. Advirtiendo ese desdeño, a Sirima, la cortesana, se le ocurrió la idea de quitarse de encima a Uttara echándole aceite hirviendo para poder casarse así con su marido.

Pero, cuando Sirima echó el aceite hirviendo sobre la cabeza de Uttara, esta meditó en el amor incondicional y el aceite se deslizó por su rostro como si fuese agua fresca. Viendo lo ocurrido, las sirvientas de Uttara sujetaron a Sirima, la tiraron al suelo y empezaron a golpearla, momento en el cual intervino Uttara para salvar a su atacante. Luego lavó a Sirima con agua tibia y le dio un masaje con hierbas y aceite perfumado para restañar sus heridas. Cuando Sirima recobró el juicio e imploró el perdón de Uttara, esta le contestó que haría lo que el Buda le aconsejase.

Al día siguiente, Uttara preguntó al Buda si debía perdonar a quien la había atacado de ese modo. Y, cuando el Buda le preguntó cómo se sentía cuando Sirima vertía aceite hirviendo sobre ella, Uttara respondió: «Le estaba agradecida por haber servido a mi marido, porque así yo había podido pasar un par de semanas con la noble comunidad. Yo no sentí por ella animadversión alguna, solo amor incondicional». El Buda entonces le recomendó: «Muy bien, Uttara. La ausencia de animadversión te permite derrotar el odio con el no odio, vencer la maldad con la bondad y conquistar al avaro con la generosidad y al mentiroso con la verdad». Así fue como, siguiendo el consejo del Buda, Uttara perdonó a Sirima, que no tardó en tomar refugio en el Buda.

En otro relato, el Buda se refiere a Culasiva Thera, cuya práctica de metta le inmunizaba de cualquier veneno y un comentario del Dhammapada nos habla de cuatro monjes novicios cuya práctica del amor incondicional era tan profunda que no había arma que pudiese dañarles. Pero metta no solo protege a los discípulos del Buda, sino que también hay una historia en la que el amor con el que una vaca amamantaba a su becerro la libró del disparo de una flecha.

El Buda nos enseñó que los seis sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto y conocimiento) están en llamas y que cualquiera de ellos basta para consumirnos. El antídoto, según dijo, consiste en conocer la realidad. Para ello, hay que permanecer atentos y ver cómo nos afectan las sensaciones y los estados. Piensa en tu propia experiencia, observa cómo te queman el fuego de la avidez, el odio y la ignorancia y de qué manera envenenan tu mente. Cuando practicas metta, tu respiración se sosiega y experimentas un amor y compasión que lleva naturalmente tu mente a desear la paz y la armonía a todos los seres.

Bhante Henepola Gunaratana.

8. Tu mente se tranquiliza de inmediato

Metta activa una sensación amable que te tranquiliza y te hace feliz. ¡Es una forma maravillosa de vivir!

9. Tu complexión resplandece

Metta se refleja en tu rostro. La práctica de metta estimula la alegría. Al comienzo lo hace de manera imperceptible, pero luego va calando hasta acabar impregnando tu mente y tu cuerpo. Metta no depende de ningún tiempo, lugar o condición. Una vez que emerge, puede permanecer presente durante el resto de tu vida. Tu rostro no puede ocultar lo que entonces ocurre en tu mente. Tu enfado se evidencia en tu rostro y, del mismo modo, cuando estás en paz, todo el mundo se da cuenta de ello. La energía de metta se expande por la corriente sanguínea y nutre todo tu ser, y tu cuerpo se muestra entonces claro, tranquilo, pacífico y resplandeciente.

10. Morirás con una mente clara

La idea de morir en paz puede ser muy consoladora. Cuando tenemos conflictos sin resolver, la muerte puede ser muy difícil. El amor incondicional puede facilitar la transición tanto para quien muere como para quienes le rodean.

Existe una diferencia abismal entre la paz verdadera y la simple apariencia de paz. Puedes parecer jovial y provocar incluso la risa de la gente. Pero si, cuando se acerca el momento de la muerte, la avidez, el odio y la ignorancia siguen acechando en el fondo de tu mente, esa jovialidad no tarda en desvanecerse.

«La práctica del amor incondicional se asienta en las profundidades de tu conciencia y sosiega tu mente. Por ello metta te permite morir pacíficamente y sin confusión.»

Bhante Henepola Gunaratana

En el Anguttara Nikaya, Samavati, la esposa del rey al que el Buda había proclamado jefe entre los practicantes de metta, fue quemada viva mientras dirigía un retiro de amor incondicional para mujeres. La culpable del incendio fue Magandiya que, orgullosa de su rara belleza, había rechazado a todos sus pretendientes. Un buen día su padre descubrió al Buda sentado bajo un árbol y le pidió que se casara con su hija pero este, explicándole su voto de celibato, declinó amablemente su invitación de un modo que Magandiya consideró tan ofensivo que decidió vengarse. Y, como Magandiya sabía que Samavati era una de los discípulas favoritas del Buda, prendió fuego a la casa en la que estaba dirigiendo un retiro metta para quinientas mujeres, todas las cuales murieron abrasadas.

Y, mientras estaba muriendo, Samavati dijo: «A lo largo de muchas vidas, nuestros cuerpos han ardido una y otra vez. ¡Alegraos, por tanto, cuando paséis del nacimiento a la muerte y renazcáis de nuevo!», unas palabras que resultaron tan poderosas que las quinientas mujeres que murieron junto a ella se vieron inspiradas, en su último momento, a practicar metta. De ese modo, aunque el fuego estaba consumiendo sus cuerpos, su mente permaneció libre.

11. Morirás en paz

Si llegado el momento de la muerte no has entendido aún la verdad más elevada, irás a un reino de gran paz. Si antes de morir no has completado aún el camino del despertar, el estado mental pacífico generado por metta te permitirá renacer en un reino celestial.

Independientemente de que consideres a los cielos como un reino real o imaginario, esto te alienta a practicar mientras puedas el amor incondicional.

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