El mapa del cosmos de Ervin Laszlo: principios básicos

«Cosmos», en el sentido del término griego kosmos, significa la totalidad ordenada que abarca todas las cosas del mundo. Una teoría científica del cosmos integra todas las cosas en un conjunto óptimamente coherente y económico. Esta es la intención del mapa que ahora trazamos del cosmos. Este mapa es una innovación radical respecto del paradigma clásico establecido y ahora trascendido, aunque no sea sino un «re-conocimiento» de intuiciones que marcaron el pensamiento de la humanidad a lo largo de milenios.

Un fragmento del libro La naturaleza de la realidad de Ervin Laszlo

Principios básicos

En el nuevo mapa del cosmos no existe la «materia». Hay solo entidades «tipo materia» constituidas por grupos de vibración coordinada. Las cosas materiales que consideramos elementos del mundo real son bits y grupos de vibración, ondas estacionarias oscilantes en diversas escalas de tamaño y complejidad. Los bits tamaño-Planck se configuran en grupos de vibración coordinada y su interacción crea el mundo manifiesto. Los grupos, supergrupos e hipergrupos componen las partículas, átomos y moléculas, los organismos y ecosistemas, y las estrellas, los sistemas estelares y las galaxias que son el equipamiento —el «contenido material»— del mundo. Constituyen entidades individualmente diferenciables, pero no categóricamente separadas. Son elementos intrínsecos del campo de vibración en que aparecen.

Las vibraciones que pueblan el mundo aparecen en el estado «excitado» (en contraste con el estado fundamental) del cosmos. Nuestro universo puede ser definido como un dominio de coherencia en el campo de ondas general del estado excitado del cosmos. Todas las cosas en él son grupos de vibración coordinada.

Los siguientes puntos describen los principios básicos del mapa de la realidad basado en este concepto del cosmos.

La inteligencia en el estado fundamental del cosmos

Las cosas que pueblan el espacio y el tiempo son patrones coordinados de ondas que interfieren. El mundo manifestado es una serie de grupos de vibración coordinada en el estado excitado del cosmos. La coordinación de los grupos de vibración indica la ausencia del azar en el corazón de la realidad. Los grupos están «in-formados» por un factor que identificamos (como Planck) como una inteligencia cósmica subyacente.

La presencia de inteligencia en el corazón de la realidad es un principio conocido en los sistemas religiosos y espirituales. En el Antiguo Testamento de las religiones abrahámicas es el logos —«la Palabra»— que no solo es de Dios, sino que es Dios. («En el principio estaba la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios». Juan 1, 1.) Para el sistema de creencias chino, la inteligencia cósmica es el Tao; para el sistema hindú es Brahman, para el budismo es Dharmakaya, y para los sistemas de creencias africano y precolombino es el Gran Espíritu que reside en el corazón de todas las cosas de la naturaleza.

La excitación del estado fundamental

El estado fundamental del cosmos es vibración centrada en el punto cero de ese estado. Es potencial puro que, cuando se realiza, crea la vibración coordinada que constituye el universo. La vibración del estado fundamental in-forma los grupos de vibración resultantes.

La vibración del estado fundamental es eterna e inmutable, pero es capaz de excitación, y esa excitación produce el universo manifiesto. El estado fundamental del cosmos parece haber sido excitado por última vez hace 13.800 millones de años con el influjo de las energías liberadas por la singularidad que conocemos como big bang. El cosmos entró en el estado excitado en el que hay un campo universal de vibración que produce ondas de diversa amplitud, fase y frecuencia. La interacción de las ondas crea patrones de interferencia, de los que los grupos y supergrupos de orden superior son las entidades tipo materia del universo.

Entidades manifestadas en el estado excitado

La excitación del estado fundamental produce múltiples patrones y grupos de patrones de vibración coordinada. Produce ondas de propagación, tales como las corrientes de fotones (ondas EM), ondas de atracción y repulsión de corto alcance (fuerzas nucleares) y ondas de atracción de largo alcance (ondas gravitatorias). Produce ondas estacionarias: nodos estacionarios en el campo de ondas del estado excitado. Su vibración coordinada aparece como quarks y partículas constituidas de quarks, incluidos leptones, hadrones, bariones, bosones, fermiones y una diversidad de partículas virtuales de corta vida. La interferencia de nucleones y electrones crea vibraciones coordinadas más complejas: los átomos de los elementos. La vibración coordinada de los átomos produce a su vez moléculas y sistemas multimoleculares. La presencia sincrónica de estas entidades introduce el espacio en el campo de ondas del cosmos en estado excitado, y su sucesión diacrónica introduce el tiempo.

Algunos patrones de interferencia de ondas estacionarias comprenden ondas de frecuencia coordinada. (La coordinación de fase, como se conoce, no exige la introducción de energías adicionales; es un fenómeno intrínseco a los campos de ondas complejos.) Las ondas en fase se refuerzan mutuamente en vez de destruirse, y, en consecuencia, los grupos que crean son relativamente estables. Algunas de las correlaciones son de largo alcance y abarcan vastas regiones del campo de ondas del estado excitado.

Algunos de los patrones de interferencia de las ondas en fase constituyen ciclos «autocatalíticos» de autorregeneración. Aquellos que crean o permiten la creación de otros ciclos autocatalíticos son particularmente estables: constituyen los ciclos «transcatalíticos». Estos patrones y grupos de patrones de vibración coordinada constituyen un dominio de coherencia en el campo de ondas del estado excitado: nuestro universo.

Dos tipos de entidades manifestadas

Las entidades manifestadas del universo son grupos de ondas estacionarias en fase de largo alcance y coordinadas. Son gestalts del mundo real: «figuras» que destacan sobre el «fundamento» de configuraciones de ondas caóticas, menos coordinadas.

Ervin Laszlo.

Dos tipos de grupos de interferencia de ondas son particularmente reseñables. Uno aparece como objetos físicamente reales, y el otro como fenómenos de la mente o la conciencia. El primero coincide con el concepto cartesiano de res extensa: son cuantos, átomos, moléculas y sistemas multiatómicos y multimoleculares. El segundo corresponde a la res cogitans, los elementos de la mente. Tanto los fenómenos físicos como los fenómenos de la mente son grupos de patrones de interferencia de ondas comparativamente estables en el campo de ondas del cosmos en estado excitado. Su presencia indica diversidad, pero no dualidad, en el universo.

Ni la materia ni la mente son la realidad básica. La realidad básica es la inteligencia que coordina los grupos de vibración que aparecen como fenómenos tipo objeto y fenómenos tipo mente.

Esto concuerda con la profecía de Wolfgang Pauli: «En mi opinión, en la ciencia del futuro, la realidad no será ni “psíquica” ni “física”, sino de alguna manera ambas cosas y de alguna manera ninguna de las dos».[1]

Dominios de frecuencia, permanencia temporal y manifestaciones de entidades

Los grupos de ondas tipo objeto vibran en una banda de frecuencia relativamente alta en el espectro de las vibraciones, y los grupos tipo mente en una banda de frecuencia inferior. Sin embargo, los niveles de frecuencia no se pueden determinar unívocamente, puesto que las ondas que componen los grupos vibran en frecuencias variables dependientes del contexto. Esto es cierto de los grupos tipo materia, en la banda de alta frecuencia, donde se ha descubierto que las biomoléculas, por ejemplo, resuenan en anchos de banda sumamente altos. La frecuencia de los patrones que crean gestalts tipo mente no puede ser medida con la instrumentación actual, pero se sabe que las ondas producidas por el cerebro cuando aparecen esos fenómenos están en el extremo más bajo del espectro EEG, en las bandas delta, theta y alfa.

Los grupos complejos tipo objeto, incluyendo aquellos que reconocemos como sistemas vivos, han ido aumentando en el universo. Los más complejos de estos grupos oscilan dentro de una banda ancha de frecuencias y abarcan los grupos tipo objeto de alta frecuencia y los grupos tipo mente de baja frecuencia.

Los grupos tipo objeto de alta frecuencia tienen una existencia finita. Con la posible excepción de los electrones, todas las partículas cuánticas se descomponen con el tiempo. Algunas partículas virtuales pasan como por un túnel por debajo del nivel de la realidad manifiesta, y los átomos por encima del peso del uranio irradian sus elementos. Las moléculas complejas están sometidas a descomposición, y las células compuestas de moléculas, aunque capaces de división indefinida, llegan a la apoptosis, la muerte programada de la célula.

En la banda de alta frecuencia, los grupos tipo objeto están compuestos de ondas de alta-amplitud y son relativamente manifiestos, mientras que en la banda de baja frecuencia las ondas son de amplitud inferior, y las gestalts que crean son consecuentemente menos definidas: ideas, intuiciones y sensaciones inefables.

La no localidad de las entidades manifestadas

Los grupos comparativamente estables de interferencia de ondas que constituyen las entidades manifestadas del universo son fenomenológicamente distintos, pero no están ontológicamente separados. Son manifestaciones «no locales» en este dominio de coherencia del cosmos.

La no localidad y el entrelazamiento son reconocidos con respecto a las entidades a escala micro que aparecen en la región ultrapequeña de la banda de alta frecuencia. Los quarks y las partículas cuánticas compuestas de quarks aparecen como partes intrínsecas de los campos en los que se manifiestan.

Un electrón, por ejemplo, es una configuración de alta densidad de los campos alrededor de los núcleos; se manifiesta donde la configuración del campo es más densa. Sin embargo, los grupos por encima de la escala cuántica se manifiestan como objetos separados.

Debido a la presencia de grupos complejos de ondas estacionarias de largo alcance, en fase, autoestabilizantes, que interfieren, el universo está poblado por una variedad de entidades tipo objeto y tipo mente: objetos físicos que van desde los cuantos hasta las galaxias, y mentes o conciencias individuales en diversos niveles de articulación y evolución. Son entidades individualmente reales, pero no individualmente separadas.

La in-formación de las entidades manifestadas

En su estado fundamental, el cosmos es un mar coherente de vibración; potencial puro. Las ondas que aparecen en su estado excitado son la realización de ese potencial, y transmiten la vibración del estado fundamental. Por consiguiente, los grupos que constituyen las entidades manifestadas del universo están in-formados por la vibración del estado cósmico fundamental. Los patrones tipo objeto y los grupos de patrones en la banda de alta frecuencia son in-formados por las limitaciones y los grados de libertad que constituyen las leyes de la naturaleza; y los patrones tipo mente en la banda de baja frecuencia reflejan y resuenan con la inteligencia que impregna el campo de ondas del cosmos en estado excitado.[2]

La dimensión profunda

En la física contemporánea, el estado fundamental de un objeto es su estado de energía más baja, y ese estado tiene su origen en el vacío cuántico. Sin embargo, el vacío cuántico, a pesar de su denominación, no es un espacio vacío; está lleno de campos fluctuantes. Dado que los campos fluctúan alrededor del valor esperado de cero, el vacío cuántico es un campo de punto cero. Es más que un campo de energía: es el dominio que David Bohm llamaba el orden implicado, la dimensión en que las entidades manifestadas «se envuelven», y desde la que «se despliegan».

El vacío cuántico es la dimensión profunda del cosmos: la fuente de la in-formación de los grupos que se manifiestan en la dimensión del estado excitado. Cuanto más cerca de la dimensión profunda vibran los grupos, más in-formados son por la inteligencia intrínseca del cosmos.

Notas

  1. Abraham Pais, The Genius of Science, Oxford: Oxford University Press, 2000.

  2. Este principio entra en conflicto con la visión espiritual convencional, que supone que las vibraciones superiores son vibraciones en una frecuencia más alta (la aspiración comúnmente mencionada de «elevar la frecuencia de las vibraciones»). Es más correcto, sin embargo, mantener que las vibraciones que podemos considerar superiores son vibraciones de más baja frecuencia. Las vibraciones de alta frecuencia constituyen estados altamente excitados de conciencia intensa, pero estrechamente focalizada. Los grupos de ondas que vibran en estas frecuencias son de corto alcance y de vida relativamente corta. Los grupos de baja frecuencia, por el contrario, tienen un mayor alcance y son comparativa- mente duraderos. Permiten el contacto y la comunicación con una gama más amplia de fenómenos de la conciencia y son las vibraciones verdaderamente «superiores». Los Beatles tenían razón cuando cantaban «the deeper you go, the higher you fly» [«cuanto más profundo vas, más alto vuelas»]. De lo que se trata es, pues, de bajar, más que de subir, la frecuencia de las vibraciones, por ejemplo, entrando en un estado de meditación, oración o goce estético profundo, o de amor incondicional.

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